miércoles, 27 de enero de 2010

Eels - End Times (O como hacer de cada canción una aguja)


¿Un nuevo disco a tán solo unos cuantos meses de sacar otro estupendo? ¿Es que acaso Mr. E necesita nutrirse del dolor para producir música? Todo parece indicar que si. Y ahora el hilo conductor es el rompimiento amoroso. Su reciente divorcio.

Mr. E se siente solo y vaya que sabe plasmar ese vacio a través de hermosas canciones. Tengo que reconocer mi carga de subjetividad ante Eels. Soy ferviente seguidor de ellos. Pocos grupos me conmueven tanto con canciones tan sencillas. Mr. E es un compositor y letrista que no requiere melodías rimbombantes ni rompedoras, solo sentarse a enviar dardos directos al corazón con una guitarra acústica, un piano y un cantar agridulce. Alguna vez leí de un admirador que este señor tenía la capacidad de hacerte sentir vivo aunque estuvieses en el jodido hoyo. Lejos de abatirte, termina por hacerte pensar que cuando menos, estas sintiendo algo.

A diferencia de su anterior disco, que por momentos era bastante garagero, dejó en el diván aun más las guitarras eléctricas para una mejor ocasión. Si, no tenía los putos animos de hacerlo. Si acaso solamente Gone Man o Paradise Blues guardan el estilo de su anterior placa. De ahí en fuera, todo el disco es un caudal de emociones que le dan al disco una especie de aura conceptual con el puro tono intimista y desnudo que poseen. Difícil hablar de mejores o peores canciones en un disco tan compacto. Pero las mías (o lo que es lo mismo, las que en un momento de debilidad me sacarían mas lágrimas que risas) son In My Younger days, Little Bird, A line in the Dirt (que pianito tan a la John Lennon, precioso) o I need a mother.

Añado a esto, la salida del libro Things the grandchildren should know (Ahi sí, firmado bajo su nombre real: Mark Oliver Everett) que ya cuenta con su traducción española. Habrá que conseguirlo. Mientras tanto, no reparo en recomendar este discazo cuya tapa es obra de Adrian Tomine, que termina redondeando el disco con las dos preocupaciones temáticas del album: la vejez y el desamor. No se admiten reclamos por la meláncolia y el dolor inherente. Tan bueno como ese otro enorme disco de rompimientos y desamor llamado Sea Change de Beck. Un aplauso, Eels ha regresado una vez más.




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