miércoles, 22 de diciembre de 2010

Roger Waters - The Wall en México


Tengo que confesar algo de entrada. The Wall, el disco, musicalmente siempre me ha parecido exagerado, pretencioso y grandilocuente hasta el tuétano, con mas forma que fondo, un reflejo egocéntrico de Roger Waters. Sin embargo, The Wall, la película, siempre me ha parecido alucinante, imaginativa y tremendamente efectiva. Esto en un punto medio, rescataría al álbum segun mi punto de vista, no musicalmente (salvo dos o tres canciones como la grandiosa Hey you, Goodbye Blue Sky o Comfortably Numb), sino como concepto, un concepto que finalmente, resulta crítico, reflexivo y profundo. Es bajo esta premisa que fuí a presenciar la visita en nuestro país de Roger Waters y la que es su obra mas personal, para bien o para mal.


Y vaya que el concepto está tremendamente adaptado a materia de espectáculo. The Wall, el concierto, es un performance de alcances teatrales, mastodónticos, deslumbrantes y conmovedores. Porque cada canción esta perfectamente estudiada, proyectada y ensamblada dentro del todo, con momentos que resultan inolvidables para los sentidos segun se va contando la historia de la estrella de rock ficticia Pink. Apoyado en una producción que podía ser impensable en el momento en que la obra se concibió, producción que incluye una meticulosa proyección de imagenes que lo mismo exhibe fotografías de shockeante impacto, retratos de civiles muertos en las guerras que asolan al planeta, que pasajes de la película, coloridas y fluidas animaciones, puntos de fuga que juegan con la persona de Roger Waters, luces, oscuridad, silencio, conmoción y viajes mentales, todo sobre el imponente muro que se fue construyendo según la alienación que iba sufriendo el personaje principal, y que se va construyendo durante todo el concierto de la mano de la historia.


Marionetas gigantes, aviones que se estrellan, el metafórico cuarto aparecido dentro de la inmensidad del muro, la caída del mismo, y por si fuera poco, el sonido cuadrafónico del cual hace gala Waters, el cual hace añicos los temores que sobrevolaban la idea del mal sonido del Palacio de los Deportes. ¿Que si Waters ya no ha hecho algo medianamente decente y se ha engolosinado en la proyección y autoconmemoración de sus discos mas sobresalientes y que el disco carezca musicalmente también de variantes o improvisaciones instrumentales en vivo? Al final, nada de eso importa. The Wall esta pensado de esa manera. The Wall, el concierto, es algo que todo ser humano debería presenciar en su vida. Un montaje tan espectacular como estremecedor, y cuyo mensaje resulta tan actual como en el momento que se concibió, lo que hace pensar a uno como persona, que tanto el ser humano ha aprendido de sus errores. El recrear un concepto de esa magnitud en fotogramas tan impactantes contadas veces en la historia de la música. El concierto tuvo tantos momentos extraordinarios que es difícil enumerarlos. La caída del muro, al final del performance, vino a ser un final apoteósico, pletórico y emocionante.


Un concierto que me parece destinado ya, para los libros de historia.


PD: Gracias a mi amiga Annie por cederme sus fotografías para ilustrar este post.


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