lunes, 31 de mayo de 2010

De cara al Rock del sur de la tierra. Charly García en GDL


Ahí estaba por fin. De entre las sombras aparecería el ícono por antonomasia del rock argentino. El revulsivo y polémico personaje que se peleaba con todos, el difícil, el insoportable, el de las cientos de locuras y recaidas en drogas, excesos y problemas. Pero también estaba ahí enfrente al hábil pianista, el hacedor de himnos, el tierno, el rockerazo, el compositor de toda la vida, un clásico.

Pero alto. No toquen. Charly García era otro. De entrada, un Charly mas robusto y de caminar lento, pausado. De camisa y pantalón de mezclilla, muy sencillo en su vestir. como si fuese a pasear en un tranquilo día al parque. Al empezar a entonar sus himnos, se notaba tranquilo, complaciente, sonriente. Se paraba, hacía como que bailaba, aplaudía casi sin aplaudir. Por momentos, parecía un autómata. Pero cada movimiento y gesto era aplaudido de todas formas. Porque más allá del show que Charly ofrecía antiguamente, entre locuras, mas allá de la intensidad y lo imprevisible de sus presentaciones, mas allá de todo esto están las canciones, que desnudas hablan por sí solas, y que están, no solo entre lo mejor de todo el repertorio argentino, sino de la música en español toda.


Lo que tenía que sonar intenso, hizo que se vieran puños en alto y bailes frenéticos, lo que tenía que sonar tierno, hizo arrancar suspiros y emociones, y no dudo que hasta alguna lágrima. Charly el tierno, Charly el rebelde, Charly el que susurra, Charly el que se desgañita. No hacía falta mas que dejarse emocionar con el repertorio. Inició a tambor batiente con un Demoliendo hoteles para empezar el festín musical. Yendo de la cama al living, Rezo por voz (enorme), Fanky (prendidísima), Pasajera en Trance (preciosa), Cerca de la Revolución (cañonazo), Nos siguen pegando abajo, El amor espera (rocanrolerísima), No se va a llamar amor, entre otras tantas. Clásicos puros. Una muy buena canción nueva.

Hay que recalcar también el nivel de músicos con los que cuenta Charly para levantar aún mas las excelentes composiciones. Unos virtuosos guitarristas, unos teclados que matizan y acompañan perfectamente y una base rítmica puntual y potente. Y por si fuera poco para redondear, tuvimos la simpatía y voz de Hilda Lizarazu que en mucho ayuda a Charly a la hora de cantar.


Algo quedó muy claro al momento que Charly dejó a la mitad No voy en tren. El sigue siendo el que enciende y apaga la luz. Aunque el público se quedó con ganas de más al volver y dejar a medias una vez más una interpretación, ahi quedó para siempre un concierto memorable e histórico para la ciudad.

Hace unos cuantos años en una anterior visita, leí en una revista una aseveración. Que Charly García era el rock del sur de la tierra. ¿Aventurado?. Mmmmmm....No lo se, lo que sí es que tiene unos tamaños que muy pocos. En Argentina creo que solo Luis Alberto Spinetta esta a su altura. En México......bueno..........dejémoslo ahí.

Charly, que grande eres. Gracias.



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